El mismo perro con distinto collar

Las sociedades filiales que dependan de la sociedad estatal, Aena Aeropuertos, S.A., darán cabida a las comunidades autónomas, a los ayuntamientos y a las cámaras de comercio e industria. Estas sociedades filiales serán las responsables de gestionar los aeropuertos con mayor volumen de tráfico aéreo (Madrid/ Barajas, Barcelona, Palma de Mallorca, etc.). De esta manera lo que antes estaba en manos públicas a través de Aena, ahora pasa a manos públicas pero a través de la administración local y regional. Este nuevo escenario, no hace sino traspasar la deuda y el déficit de una administración a otra, con el consiguiente perjuicio a los ciudadanos con una más que previsible subida de impuestos. ¿Por qué no dejar en manos privadas la totalidad de la gestión de los aeropuertos que sean estratégicos para el desarrollo social y económico de nuestro país? Muchas empresas privadas tienen una experiencia en la gestión aeroportuaria muy dilatada, es el caso de BAA (Grupo Ferrovial) y Abertis. El interés de estas empresas es prácticamente nulo en el nuevo modelo, de hecho ninguna estará presente en la conferencia que se celebrará el próximo día 27 de octubre en Madrid y en la que entre otros temas, se tratará el nuevo escenario aeroportuario.

¿Sería conveniente privatizar el sector de Aeropuertos Públicos?

En breve plazo de tiempo, el Gobierno aprobrá un real decreto en el que previsiblemente abrirá al capital privado la gestión de los aeropuertos estatales. El porcentaje será del 30%, por lo que las empresas privadas interesadas no podrán participar en la gestión y se en los beneficios (o en las pérdidas).

En muchos países de nuestro entorno, la gestión ya la realizan las empresas privadas, como es el caso de BAA (Grupo Ferrovial) en Reino Unido.

Ni lo público ni lo privado es sinónimo de buen o mal funcionamiento. Lo que hace que las cosas funcionen bien o mal somos las personas. Ventajas de privatizar: mayores ingresos para el estado (que ahora son muy necesarios), desprenderse de la deuda acumulada durante varios años, que si bien ha sido necesaria por las inversiones en la mejora de las instalaciones (Aeropuertos de Madrid/Barajas, Barcelona y Málaga), pero que se hacen insostenibles en la actualidad, aire fresco y novedoso en motivación, ilusión, esperanza en un nuevo proyecto aeroportuario.